sábado, 16 de octubre de 2010

La Alpujarra y la seda (I).

La crianza del gusano y la industria de la seda llegó a constituir el gran movimiento económico en la España nazarí. Las moreras y la producción de seda llegaron a constituir un artesanado rural que dio lugar a la mayor riqueza. La seda mantenía la moneda española en gran competencia con la europea.
La rebelión de los muladíes, cristianos conversos al Islam, fue controlada por las tropas que vinieron de Siria. Las tribus de Damasco: Kaisíes y Yemeníes se establecieron en la Kora de Elvira (Granada), unos 10.000 en total y los muladíes pasaron a la Alpujarra. Los sirios en sus conquistas con la guerra santa, hicieron gran cantidad de prisioneros chinos y éstos les enseñaron el arte y el cultivo de la seda. Aunque en realidad fueron los monjes enviados por Justiniano los que impulsaron y les instruyeron en la crianza del gusano de seda y en el arte de la fabricación de tejidos.
Se fabricaban en la Alpujarra: tisúes, terciopelos, damascos y otros tejidos de gran calidad que hacían competencia y se sobrepusieron a los de Egipto, Damasco y Siria. Las sedas alpujarreñas desplazaron en el comercio de Europa a las que venían de oriente, por su gran calidad. Se hicieron famosas las sedas de Juviles, Válor y Ugíjar. Los genoveses adquirían los productos de la seda en las alcaicerías y en los puertos de Almería, Málaga y Granada, para venderlas en Flandes, Inglaterra y demás puertos europeos. Los judíos se quedaron con el comercio interior. Según Idrisi, en la provincia de Albocharat (Alpujarra), había más de 600 pueblos que proporcionaban seda. La Alpujarra era conocida como el país del sirgo (seda).
En Granada se llegó a constituir el barrio de la seda, donde se seleccionaba, coloreaba y se tejía, o se disponía en madejas, para su venta. Era el llamado, hoy en día, El Realejo. Allí estaba enclavada la Garnata al-Yahud (Granada de los Judíos). En Sevilla de los 400.000 habitantes (1248), 130.000 estaban empleados en la seda, con 16.000 telares, que en gran parte era llevada de la Alpujarra. Todavía después de la expulsión de los moriscos se producirá seda en tal cantidad que proporcionaba al fisco 68.000.000 millones de maravedíes.
Eran tan apreciadas las prendas de seda que Cristóbal Colón prometió un jubón de seda al primer marinero que avistara: ¡Tierra!
Las exportaciones en 1898, ya en plena decadencia, se podían desglosar de esta manera:
















  • Seda de desecho 263.560 pts.
  • Seda cruda 973.560 pts.
  • Tejidos de seda 2.223.890 pts.
  • Total 4.847.623 pts.
La cosecha total de la Alpujarra era de 23.000 kilogramos de capullos y 35.000 de seda cruda. Esta industria y cría del gusano de seda, en la que participaba toda la familia, era el trabajo complementario a la agricultura y fuente de bienestar social. En los meses de invierno se manipulaban los capullos y la seda, ocupando los meses de paro agrícola. Ex Manuel Ferrer.

Aprovisionamiento de seda en el Reino Nazarí de Granada.
http://revistas.ucm.es/ghi/02143038/articulos/ELEM0404110053A.PDF