miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los tintes del Dar al-Tiraz: La alquimia judía.

  Los judíos monopolizaban las industrias tintoreras en Al-Ándalus. Habían perfeccionado las recetas que eran transmitidas de padres a hijos, consolidando la fortuna de ciertos linajes de comerciantes que extendieron su influencia fuera de las fronteras del Califato. 
  La calidad del tintado se medía por la perdurabilidad del mismo, eso puede apreciarse en los fragmentos de tejido conservados de aquella época. Sabemos que las fórmulas eran exactas, adecuadas a la cantidad de seda a tintar. 
  El procedimiento era sencillo, se introducían las madejas de un determinado peso en grandes tinas llenas de tinte, junto con una sustancia mordiente (que ayudaba a la consolidación) alumbre, crémor tártaro, cenizas... Una vez sumergidas se escurrían y eran dispuestas en grandes tendederos de caña (o árboles) para que el sol y el viento las secasen.
  La materia prima de los tintes procedía casi exclusivamente de la Península, materia vegetal en su totalidad. Los colores utilizados eran:
- Azul. Isatis Tinctoria o Hierba Pastel.


- Rojo. Rubia Tinctorum o Coccus Ilicis (Quermes insecto hembra).



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- Rojo anaranjado. Carthamus Tinctorius o Henna (Alheña).




- Amarillo. Crocus Sativus, Reseda Luteola, Berberis Vulgaris y Curcuma Longa (Warsi).



- Negro/ Marrón. Juglans Nigra o Iris Pseudacorus.

  Los demás colores se producían por la mezcla de estos.