domingo, 6 de febrero de 2011

El arte de la seda en el Reino de Granada. Del esplendor a la decadencia.

 
La cría y producción de seda en el Reino de Granada la introdujeron los árabes tras la invasión. Siguió siempre las pautas que ellos establecieron, llegando a ser con el tiempo uno de los artículos más valorados y de mayor proyección internacional del reino nazarí. Es la época de mayor esplendor, hay varios motivos para ello:

- La extensión del reino y su terreno, de mejor calidad y menos áspero, que los de Valencia o Toledo, lo hacía más a propósito para los morales y moreras y por lo tanto su seda se apreciaba más.

- Desde la baja edad media existía una “ruta de la seda granadina” que llevaba la fibra desde los puertos de Málaga y Almería, a través de Valencia, con destino a Génova. Los principales centros sederos italianos (Florencia, Venecia, Génova…), carentes crónicamente de materia prima, acudían a las áreas que hasta entonces constituían mercados de adquisición de finos y ricos tejidos, elaborados respetando la más fiel tradición islámica. Alrededor de 1393 se amplía la ruta, por vía terrestre desde Barcelona a Montpellier y París. Génova y Flandes son los principales destinos de la seda nazarí.

- Más adelante los moriscos, tomaron el relevo. Sus mujeres tenían fama de expertas hilanderas y tejedoras.

- Creación de un poderoso gremio artesanal para ejercer los oficios relacionados con el arte de la seda, tanto a lo ancho, como a lo angosto (pasamanería, cintas, etc.)

- A lo largo de los siglos XVI y XVII, había un importante censo de talleres, la mayor parte en las calles Santa Escolástica, Molinos y bajo Albaycín.


- Para conseguir el título de maestro, imprescindible para ejercer el oficio y tener aprendices y oficiales a su cargo, había que sufrir un duro examen en la Real

Audiencia y Chancillería de Granada, ante un tribunal de expertos, veedores y alcaldes, demostrando profundos conocimientos en todo el proceso de cría y producción de la materia prima y de la elaboración en los telares, así como experiencia, pericia y arte (hiladores, tintoreros y tejedores).

Causas de la asombrosa decadencia:

- La inicia la tala y quema masiva de árboles durante el sitio de Granada.

- Preeminencia de la ganadería (pastos libres).

-Prohibición de plantar moreras por ser la seda resultante de peor calidad que la del moral, sin embargo es un árbol más duro y adaptable.

- Prohibición de plantar cualquier árbol de regadío

- Expulsión de cien mil familias moriscas: labradores, criadores y comerciantes de seda.

- Impuestos desorbitados en general a los criadores y productores (más del 60% en tiempos de Felipe V).

-Trabas en la comercialización: no era libre, sino a través de las alcaicerías se entregaba la mercancía a los jelices y se subastaban en pública almoneda, contentándose con lo que les entregaban los corredores arbitrariamente.

- Finalmente, se encabezó (impuestos) a los pueblos por cierto número de morales y onzas de simientes de gusano y se les obligaba a pagar de mancomún los derechos de las libras de seda que los rentistas habían calculado en sus oficinas que debían producir: 1 árbol = 10 arrobas de hojas. 50 arrobas de hojas = 1 onza de simiente = 4 libras de seda fina y 2 libras de seda basta.

A la monarquía le interesaba mucho comprender y paliar la decadencia de este “fruto preciosísimo”, fuente de una importante recaudación, por lo que al fin, se comenzó a promulgar leyes para reactivar y proteger su cría, producción y comercialización. Se inicia así una segunda época de cierto auge durante los siglos XVII y XIX.

- Ley de 21 de junio de 1747:

· Establecer la Compañía Real de Fábricas y Comercio de Granada (“Compañía Real de Granada”).

· Comprobaron que no existía en todo el Reino de Granada ni la centésima parte de los morales entregados por censo real a los repobladores después de la Conquista.

· Nombrar un Juez Conservador de la Compañía y especialmente del plantío de moreras.

- Real Decreto de 24 de julio de 1776:

· Cesar los encabezamientos, perdonando a los pueblos sus deudas.

· Rebajar los impuestos.

· Extinguir los oficios de jelices y conceder libertad a los dueños para comerciar por sí mismos.

· La Junta General debía cuidar del buen hilado y calidad de la seda.

· Promover el plantío de moreras y morales.

- Comisión de la Junta para el fomento de la seda.

- Real Cédula de 16 de marzo de 1778:

· Prohibición de entrar el ganado a pastar en tierras de nuevos plantíos.

A estas leyes le siguieron otras en la misma línea, pero llegaron tarde, jamás se logró remontar el declive iniciado tras la Reconquista, fueron años, siglos de abandono. Todo lo relacionado con el “arte de la seda” terminó por desaparecer. El Archivo de la Real Chancillería cuenta con importantes documentos sobre esta parte de nuestra historia. Forman parte de pleitos, o de la Colección que sobre la seda se ha ido acumulando a lo largo de los años con documentos de distintas procedencias.
  



ALCAICERÍA: En el Reino de Granada, era una aduana o casa pública donde los cosecheros presentaban la seda para pagar los derechos establecidos por los reyes moros.

JELIZ: Tratante, oficial que en las tres alcaicerías del Reino de Granada, y con la fianza de 1000 ducados, estaba nombrado y autorizado por el ayuntamiento para recibir, guardar y vender en almoneda o subasta pública la seda que llevaban personas particulares, y para cobrar y percibir los derechos que por tales ventas devengaban para los propios de la ciudad aquella mercancía.

ALMOTACÉN: Fiel de la seda, persona que contrastaba oficialmente las pesas y medidas, vigilaba los mercados y señalaba precios diariamente.
 
Beatriz de Miguel Albarracín. DM 09
© Archivo de la Real Chancillería de Granada.